viernes, 16 de noviembre de 2012

Companys, no és això - Lluis Llach

Asco.Un policía protegido bajo su armadura de casco, visera, escudo, chaleco, porra (maldita porra) le abre una brecha a un niño de 13 años y su familia en Tarragona. Se oyen más las críticas hacia los padres por llevar al niño a la manifestación que al policía por romperle la frente. La familia no iba en la manifestación, se la encontró. En la tele siguen diciendo "que algo habrán hecho" "que no te puedes encontrar una manifestación así de repente". Todavía no se sabe el nombre del policía. Por lo que es imposible denunciarlo. Nunca se sabrá. Seguirá trabajando, como el que mató con una bola de goma (malditas pistolas de bolas) al aficionado del Athletic. Tampoco sabremos nunca quien fue. Un grupo de radicales destrozan cristales y mobiliario del Palau de la Música, incendian coches de policía y rompen los escaparates de aquellos que no quisieron hacer huelga. Interior dice que sólo eramos 35.000 en Madrid y hay gente que se lo cree. Luchamos nosotros contra nosotros, y creemos que hemos ganado.Como sociedad, damos mucho asco.

Rabia. Sigue matándose la gente en Gaza. Israel y Palestina. Miles, millones, yo no sé cuantos son ya. La guerra no me da pena. Me da rabia. Mueren niños, mujeres, padres y abuelos y nosotros lo contamos como gente de un bando o gente del otro. Y seguimos matando porque ellos mataron primero. Y nadie se da cuenta de que mientras nosotros les matamos a ellos, ellos nos matan a nosotros. Y peor aún, que cuando nosotros matamos a nosecuantos enemigos, mueren nosecuantas personas. Me da mucha rabia saber que nunca entenderemos eso.

Miedo.Continúa la crisis (la de verdad) en Somalia. Se extiende por el Sahel. Senegal está ahí. El año pasado estuve en Senegal. Les vi salir del poblado a por agua con un barreño al hombro y perderse en el horizonte y tardar horas en volver, vi familias viviendo sobre la basura (literalmente) a 10 km de Dakar, la capital de África. Vi niños tiritar de malaria. Y les vi pedirme hasta el tapón de la botella de agua. No quiero imaginarlos muriendo de hambre. Pero no se qué puedo hacer para evitarlo. Y no quiero pensarlo demasiado porque me da miedo darme cuenta de que no puedo hacer nada. 

Quisiera escribir felicidad ahora, y poner un punto detrás. Y luego contar que cada día nacen niños y se casan parejas, que la gente dona sangre, que igual hoy subes al Metro y te sonríe un señor, que aprenderás una cosa nueva, que saldrá el sol. Quedaría bonito, como un brote verde de esperanza de esos que a veces ve el Gobierno. Pero hoy no puedo. Hoy no hay historias bonitas, no hay "el mundo es feo pero", lo siento. Hoy hay asco, rabia y miedo.

Quizá mañana despierte y hayan encontrado un nuevo átomo, quizás España haya ganado un partido de fútbol, quizás Apple saque un nuevo Ialgo, quizás. Yo qué sé. Pero seguirá muriendo gente en Gaza, seguirá habiendo miedo al hambre en África, y, si otro día nos atrevemos a manifestarnos, seguiremos sintiendo asco de nuestra sociedad, cuando al día siguiente miremos las noticias.  Y seguirán derritiéndose los polos. Y es así, y parece que seguirá así durante mucho tiempo. Y eso me da más asco, rabia y miedo.


Escribí esto ayer por la noche, muy por la noche. Me fui a dormir sin publicarlo porque no encontraba una canción para todos esos sentimientos. Hoy, en el aleatorio del Spotify, la he encontrado. Creo que Llach sentía exactamente eso cuando escribió esta canción. Asco, rabia y miedo.

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