jueves, 31 de mayo de 2012

Seguiremos - Macaco

-Creo que somos como el fitoplancton.
- Ajá...- pausa dramática- ¿Cómo dices?

Muchas de mis conversaciones empiezan así. Pienso cosas en silencio y de pronto necesito contarlas. Y  empiezo a pensar en alto, así, sin introducción ni nada, a pelo.

-Ya sabes, las algas microscópicas del mar, que hacen colonias en motas de polvo...

Las motas de polvo de las teclas agudas son el motivo de que yo haya llegado a relacionarnos con el fitoplancton. El fitoplancton hace casitas en las motas de polvo del océano, y nosotros hacemos casitas en los planetas. Es una cuestión de escala.

-Sí... - trata de hacerme creer que se lo ha creido, pero no- ¿Y?

Me encanta esa pregunta; ¿Y?. Esa pregunta es una puerta abierta enorme. Quiere decir, dime más, que creo que a lo mejor me interesa. No puedo evitar amar esas preguntas que te invitan a responder.

- El fitoplancton vive en el océano, y nunca ha salido de ahí. Ni siquiera ha salido de las motas de polvo más cercanas a su mota de polvo. Pero hace todas las cosas que tiene que hacer ahí, crece, hace casitas, se reproduce, come, todo lo que nosotros hacemos, y seguramente más cosas que no vemos.

Ahora me mira y sonríe un poco. Y yo no sé si me está entendiendo o simplemente le hago gracia.

- Pues nosotros somos como el fitoplancton. Vivimos en nuestro planeta y hacemos nuestras cosas. A veces salimos a otros planetas o nos movemos por ahí fuera del nuestro, pero nunca hemos salido del universo.

-Porque no hay nada más allá.
-Claro, eso también lo piensa el fitoplancton

Creo me entiende y le hago gracia a la vez. Es divertido.

- Y... ¿hay gente fuera del universo, igual que fuera del océano?
- Seguro.
-¿Más listos que nosotros?
-No sé, pero más grandes.
-¿Y porqué no se comunican con nosotros?
-¿Y porqué nosotros no nos comunicamos con el fitoplancton?

Se ríe y me ofrece un caramelo y un trozo de chocolate con virutas de menta. Recojo la partitura y salgo. Es curioso, pero estoy segura de que tanto él como yo no hablaremos con nadie más de fitoplancton, nunca. Por eso sé que lo echaré de menos.


martes, 29 de mayo de 2012

Stuck in a moment ( you can't get out of it) - U2

Hay veces que necesitas una pausa de publicidad relativamente larga. No una pausa de esas cortas que solo sirven para recolocarse un poco en el sofá, no. Una pausa larga, que te de tiempo de ir al baño, preparar un yogur con cereales, organizar la mochila del colegio y ponerte el pijama. Una de esas que ponen antes del final del programa, o que interrumpen al famoso que va a dar una exclusiva. Esa pausa que ni las cadenas más valientes se atreven a decir cuánto durará. Una de esas.

Hay veces que necesitas que pongan anuncios tontos y aburridos mientras tú respiras, paseas por la casa y alisas la alfombra. O mientras buscas una manta para taparte los pies. Hay veces que sabes que esa pausa va a llegar, lo intuyes, lo supones. Imaginas que está cerca porque hace mucho que solo ponen pausas cortas de 40 segundos. La esperas tanto que eres incapaz de concentrarte del todo en el programa que estás viendo, tanto que empiezas a temer que no llegue nunca. Y entonces, interrumpen al protagonista en mitad de una frase y sale el logo de la cadena y una voz femenina que dice "Volvemos en seguida" Y tú, que has saltado del sofá y ya estás abriendo la nevera piensas; por fin.



miércoles, 23 de mayo de 2012

Hoy - Lagarto Amarillo

Todo el mundo tiene una lista de cosas que hará antes de morir.Yo también tengo una. Es una lista preciosa. Una lista de unas 12 cosas más o menos. Cosas divertidas, emotivas, distintas. Las cinco primeras son aquellas que vinieron primero a tu mente cuando empezaste a hacer la lista, esas cosas que deseas hacer, viajar al Congo, despedirse de la familia, declararse, pedir perdón, dejar un par de cosas claras a alguien. El resto, son las que fuiste descubriendo después y que has apuntado por rellenar, no vaya a ser que después sobre tiempo y no sepas que hacer con los últimos segundos de tu vida.

Todo el mundo tiene una de esas listas. Una lista de cosas que nunca haremos. Porque la mayoría de las veces en que uno está antes de morir, no lo sabe. Es triste, porque son listas preciosas y están llenas de cosas interesantes y emotivas. Es triste y es curioso. Porque pasamos horas y horas aburridos, esperando a que algo pase, a que alguien llegue, sin hacer nada. Teniendo una lista llena de cosas que hacer antes de morir. Es curioso, porque vivir es exactamente eso que hacemos antes de morir.

Sal, ve al Congo, perdona a quien tengas que perdonar, grita a quien necesites gritar, salta en paracaídas, planta un árbol, báñate en la playa, desnudo, o no, haz lo que prefieras, haz aquello que apuntarías en tu lista de cosas que harás antes de morir. Pero hazlo ahora, así vas adelantando trabajo.




jueves, 17 de mayo de 2012

Que tinguem sort - Lluis Llach

He estado pensando sobre empezar y acabar cosas. Y sobre dejar de ver a personas que llevas viendo durante más de 10 años a diario. También he pensado sobre ver otra gente distinta a diario. Y sobre coger otros autobuses y levantarse a otras horas. He pensado mucho sobre despedirse, y sobre saludarse.
He estado pensando sobre sonreír y llorar al mismo tiempo. Y sobre esa sensación agridulce que sientes cuando descubres que habrá alguien a quien echarás de menos más de lo que esperabas. Y esa otra más bonita aún cuando alguien te dice que te echará de menos. Que ya lo está haciendo.
También he pensado sobre el momento exacto en el que olvidas a alguien por completo. He pensado como será cruzarse en el super con alguien con quien has vivido y no saludarle. O saludarle y que te mire y sonría distante.
 He estado pensando sobre cómo será todo a partir de mañana. Y no sé si me ha gustado.


domingo, 13 de mayo de 2012

Viva la vida - Coldplay

Se levantan, se miran, y se cogen de las manos. Sin planearlo y sin haberlo decidido previamente, sin que un líder o un grupo selecto de elegidos lo decidiera por ellos.  La abuela, el gay, el niño pequeño, la mujer de 50 años, la pareja joven, el negro, las adolescentes gritonas, y unos americanos que pasaban por allí y están sacando fotos. Se cogen de las manos, sonríen y dirigen la vista hacia la esfera blanca del reloj. Expectantes.
Entonces se mueve la manecilla larga, tocando con la punta el 1 del 12. Es el momento.
Alzan las manos y gritan. Agitan sus brazos y miran desafiantes al infinito, a su futuro. Se hace el silencio en la plaza. Por primera vez en casi 5 horas, no se oye nada. Se respira la felicidad y la seguridad que produce saber que se está cambiando la historia. Finaliza el grito mudo y todos aplauden. 80.000 manos aplaudiendo a la vez. 80.000 manos que representan al mundo entero. 
Y entonces, sin planearlo y sin haberlo decidide, sin que un lider o un grupo selecto de elegidos se lo dicte, deciden quedarse. 40.000 almas sentadas en una plaza, en un pequeño rincón del universo. Representando a la humanidad.




jueves, 3 de mayo de 2012

Hey Jude - The Beatles

Linea 6 - Circular. La linea 6 es además la linea gris. Me gusta llamar a cada linea por su color porque creo que representan bastante bien a la gente que monta en ella. La gente de la linea 6 - Circular no es gris, claro. Pero tampoco es amarilla ni azul, ni roja, ni verde. Es bastante más gris que cualquier otro color.

Una chica gris con coletas espera en el andén con una funda de violonchelo en la que podría meterse ella misma si quisiera. A su lado, sentado en un banco de metal, de rejilla, un chico poco mayor que yo lee Harry Potter, y la Piedra Filosofal, en rumano. Hay un niño que grita, llora y patalea en medio del vagón. Su madre le mira, todo el metro le mira. Cuando llegan a su estación ella se levanta, le tiende la mano y le dice "no te enfades". Y él no se enfada. Al salir se cruzan con una mujer peruana que atraviesa el vagón y se sienta a mi lado, dejando un asiento entre medias. Lleva un papel en la mano en el que dibuja, borra, tacha y vuelve a pintar. Está enfrascada en lo que parece ser el dibujo de una pirámide. Después de bajar puedo ver como otra chica se sienta a su lado y ella se desplaza, dejando un asiento entre medias, sin apartar la mirada de su proyecto.
A la salida, en las escaleras, hay un señor que toca "Hey Jude" a la flauta dulce. Es bastante mayor que mi abuelo, hace frío y no tiene guantes. Le tiemblan los dedos, pero no importa. El error lo hace tierno.