miércoles, 9 de abril de 2014

Seguirem somiant - Sopa de cabra

He soñado que viajábamos a la ciudad en la que se encuentra el único lugar del mundo donde venden tiempo. Era una ciudad ruidosa y oscura en la que supongo que será siempre de noche. Yo pegaba la cara al cristal que estaba frío y nublado y sonreía un poco. La verdad es que tú no sé qué hacías porque no apareces hasta dentro de bastante, lo siento.

Llegaba a un edificio alto, grande. En el centro de una plaza por la que no dejaban de pasar coches rojos. Entraba por el sótano, cuyas bombillas no dejaban de parpadear. Aún siguen.

Y subíamos escaleras y escaleras. Había laberintos de estanterías en cada planta con los artículos más lujosos del planeta. Y niños pequeños delgadísimos y serios con la mano extendida pidiendo algo de comer. Recuerdo que se agarraban a nuestros pies y tú (mira, aquí ya estabas, ¿cuándo has llegado?) los mirabas con tristeza y me decías "aquí la vida es así". Yo me esforzaba por no llorar pero no lo conseguía.

Y entonces, llegábamos. La planta más alta del edificio más alto del mundo. Tú y yo delante de una puerta azúl metálico. Y un hombre negro en la puerta, que cruzaba los brazos y cerraba los ojos. Peleábamos con él pero no se movía. Nada, ni un poquito. Yo le tiraba cosas, tú gritabas y agitabas los brazos, nunca te he visto tan enfadado. Al final nos dábamos la vuelta y empezábamos a bajar las escaleras.

Después estabas en la ventana apoyado, mirando hacia abajo y decías "he gastado todo mi tiempo en venir hasta aquí, ya no podemos hacer nada". Yo no quería entenderlo pero lo entendía. Te preguntaba ¿estoy sola? y tú me mirabas y asentías.

Y entonces caías hacia abajo. De espaldas, mirando al cielo, desde el infierno más alto del mundo. No llorabas nada. Solo caías.

El hombre negro abría los ojos y sonreía.


Ya está, eso es todo. Después me desperté.
Y cuando conseguí recuperar el aliento, busqué tu teléfono. Y ahora estoy luchando contra mi miedo a la voz metálica para llamarte.
Cógelo, por favor.

Dime que aún tenemos tiempo.