miércoles, 7 de octubre de 2015

Tossudament alçats - Lluis Llach

Esa gente que tararea mientras cocina, que silva mientras friega los platos, que canta la vida.
Esa gente que fuma con la espalda y la suela de un pie apoyadas en la pared.
Esa gente que espera en silencio con las manos en los bolsillos a que su perro termine de oler una farola. La misma farola cada día. Dos veces.
Esa gente que sonríe mientras camina.
Esa gente que duerme en el bus acurrucada contra el cristal.
Esa gente que juega a cosas.

Esa gente que envuelve un café caliente con las manos frías de invierno y suspira.
Esa gente que aplaude al aterrizar el avión.
Esa gente que habla a los niños como si fueran personas y no caniches pelados ridículos e idiotas.
Esa gente que espera a que el Metro pare para darle al botón de abrir las puertas.
Esa gente que se quita los auriculares al pasar cerca de un músico callejero.
Esa gente que llora en las bodas.

Esa gente que se ríe cuando se tropieza.
Esa gente que baja las escaleras de dos en dos.
Esa gente que no se aburre nunca.
Esa gente que lleva los cordones desatados.
Esa gente que se tatúa a los 18 aún sabiendo que dentro de 50 años tendrá 68.

Esa gente que tira piedras a las olas desde la arena.
Esa gente que tiene los labios y la piel cortadas por el frío, la sal o la vida.
Esa gente que ayuda a la gente en las cosas pequeñas.
Esa gente que riega las plantas del balcón.
Esa gente que se acerca una caracola al oído.
Esa gente que corre detrás de un trozo de papel que se lleva el viento.

Esa gente que da patadas a una piedra mientras anda.
Esa gente que decora la casa en Navidad.
Esa gente que ofrece a los demás cuando abre una bolsa de patatas.
Esa gente que acompaña a otra gente al médico y espera fuera. Dando paseitos con las manos atadas a la espalda y los ojos en la puerta.

Esa gente.
Que, escondida entre la masa de hombres grises, hace girar el mundo.
Cada día.


Todo lo al margen de nacionalismos, separatismos, rupturismos, secesionismos,
 libertarismos y cosismos que se pueda estar con una canción de Llach. 
Tozudamente.