lunes, 3 de febrero de 2020

Yamal, 15 años

Calais, frontera francesa

Llueve y solo llueve 
y siempre llueve y quizás
por eso hasta el mar
es gris.

Somos, pienso, 
dos alondras que tiritan.

No hay luz en tus ojos 
porque no hay ojos en tus ojos. 
Tienes -a cambio- inundados los párpados de la sombra
que ha perdido esta ciudad sin sol 
y aún, sonríes.

Ojalá, pienso, 
no fueras un niño. 
Ojalá al menos hubiera en ti un ayer 
cálido, feliz, color naranja.

Un entonces al que volver cuando te encuentres 
-ahora que te encuentras-
frente a este horror 
que es crecer donde no se te quiere.

Pero eres aún un crío 
y ya has crecido demasiado 
y yo, sin embargo, 
soy tan pequeña. 

No te quieren -y lo sabes- 
y aún, sonríes.
Ahora, que sonreír es más que nunca 
apretar los dientes. Morder la vida. Y abrazarse al frío.

"Il faut vivre" -hay que vivir, me dices
y sonríes. 

Y yo, que sé que llevo en los ojos
el mar  hacia el que un día partieron tus gaviotas.
Yo, 
yo soy tan pequeña.

Yamal es un nombre ficticio que también podría no serlo. 
Esto es una movida que leí en el "Poesía o Barbarie" que organiza Más que Palabras, del 28 de enero. La foto la hicieron ellos. 
Salgo muy delgada pero bueno, Yamal también estaba muy delgado cuando lo conocí.