miércoles, 26 de octubre de 2016

A ti, que te fuiste antes de tiempo. 

Supongo que te gustaría saber que ha vuelto la lluvia, que el mar es gris y que se nos come diciembre. Supongo que sonreirías, si alguien te lo contara. Que he crecido y me he cortado el pelo, que sigo mordiéndome las uñas y que hay por fin alguien que, de momento, me quiere.
Supongo que te dolería saberlo. Que el mundo gira, los polos se derriten y los muros son más altos. Y que el cielo está cada día más lejos de la Tierra. Imagino que te mataría si alguien te lo dijera.
Que todo es como fue pero sin ti. Que nada ha cambiado y todo sigue igual, pero más feo. Aún. Que por eso ahora la vida es nada y Navidad poco más que quince días sin clase. Y que quizás este año nieve, si hay suerte. Y que, como imaginas, no la habrá.
Puede que no te alegre saberlo, pero esta tarde el frío me metió las manos en los bolsillos de tu abrigo negro grande, yo no quería, créelo. Pero lo hice y encontré un mechero. Amarillo. Tuyo. De ti que no fumabas, decías. Había también restos de papeles y el envoltorio de un caramelo de menta. He pensado que a lo mejor sería bueno que supieras que lloré un poco y reí bastante. Que aún huele a ti ese montón de tela sintética y oscura. Que, por otra parte, es todo lo que me queda.
Supongo que no te gustaría saber que me duele quererte.
Imagino que odiarías que alguien te lo contara.

Y aún así, quién pudiera hacerlo.

Texto Ganador del XXII Concurso de Literatura Epistolar de Calamocha (que está en Teruel)