domingo, 23 de noviembre de 2014

The blower's daughter - Damien Rice

-Saúl - susurró mirándolo de reojo

Él se giró y la vió allí parada en medio de las olas, con el agua por las rodillas y cara de querer meter las manos en los bolsillos. Había dejado la sonrisa en la arena junto a la camiseta y las zapatillas.

La vió allí parada en el infinito y le pareció más frágil que nunca. Más pequeña y más blanda, más niña y la vez más mayor. Le pareció de pronto profundamente adulta. Y eso le entristeció un poco.

Abril miraba el agua, que subía hasta cubrir la mitad de sus muslos y volvía a bajar, regularmente. Acariciaba el mar con la punta de los dedos. Él la miró y pensó en lo mágico que era que alguien pudiera acariciar el océano entero con la yema de los dedos de una mano.
Ser capaz de sentir dos tercios de la superficie terrestre en unos pocos centímetros de piel.

-Saúl - insistió

Había sacado los ojos del mar y lo miraba a él, fijamente.
Gris niebla y marrón miel. El mundo se equilibra un poco cada vez que unos ojos que preguntan encuentran unos ojos que responden.

Saúl la miró y preguntó. Y Abril contestó. Con una sonrisa fría naciendo en los labios y los dedos acariciando el océano. Enterrada en agua hasta las rodillas.

-No sé nadar


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