Comienzan el recorrido acompañados por los gritos de "Sí se puede" o "Libertad". Pero no funciona. No del todo. Entonces, a pocos metros de Sol alguien grita ¿Qué somos? a lo que responden con las primeras notas de "El pozo de María Luisa" el himno de los mineros, su voz, su luz y su ruido. Entonces sí.
Encienden los focos y apuntan a Madrid y cantan la historia de aquel minero que llegó a casa con la camisa roja de sangre de un compañero, y lloran. Y Madrid les responde, les aplaude y les apoya como si volvieran de la guerra o hubieran ganado la Eurocopa o estuvieran luchando por sus derechos y su vida.
Al acabar alza el puño y abraza a su compañero, que grita "Viva León" apoyado por todos los "Gora Euskadi" y "Puxa asturies" que resuenan a su alrededor.Son muchos. Mineros leoneses, asturianos, vascos, araninos, ex-mineros y mineros por solidaridad, las calles se han llenado de estos últimos que les aplauden y les gritan que son héroes.Héroes.
Entran en Sol,que les acoge como la casa de las revoluciones en la que se ha convertido, con el puño y la mirada en alto, desafiando a la luna con la luz de sus cascos, cantándole a Santa Bárbara Bendita, patrona de los mineros.
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