Sigue a la capucha ( y al chico que la lleva) desde que se bajó del bus. No sabe porqué pero le sigue, dejándose las zapatillas, la piel y el aliento en el intento.Y es que Abril no sabe porqué hace la mayoría de las cosas que hace. Pero hay algo en esa capucha que Abril necesita, y eso le basta.
Por su parte la capucha gris no sabe que Abril le está siguiendo. Lleva más de media hora perdido por Madrid y bastante tiene con fijarse en los carteles de las calles y contrastarlos con su mapa arrugado y mojado como para encima darse cuenta de que unas zapatillas rosas de tela llevan caminando sus pasos casi toda la tarde.
Oscurece y la capucha entra en el metro de nuevo, se para frente al mapa de la ciudad y lo mira. Abril hace lo mismo. La misma pose, el mismo gesto. 26,4 centímetros de distancia.
El chico se gira, se baja la capucha y la mira. Abril comienza a elaborar una escusa creíble.
-Perdona, ¿Sabes cómo se llega aquí? - le pregunta él entregándole un post-it arrugado con la dirección apuntada.
-Te perdono.¿Me sigues?- responde ella, deseando cambiar por fin los papeles.
-¿Cómo te llamas?
-Abril, ¿y tú?
-Julio ¿Qué coincidencia verdad?
-No lo creo
Ha parado de llover. Una capucha gris y unas zapatillas de tela empapadas caminan por Madrid, que continua soltando gente a borbotones.
"Boig, el món és boig. Però és nostre, i és el millor d'entre els possibles"
"Loco, el mundo está loco. Pero es nuestro, y es el mejor, de entre los posibles"